sábado, 21 de noviembre de 2009

El Basilisco

Un híbrido nacido de la fecundación de un huevo de culebra por un sapo. Es tan horrible que no puede aguantar su reflejo, su aliento envenena las aguas, pudre el aire y marchita todo verdor. Anda de noche, fulminando al que logra verlo y se le atribuyen las muertes súbitas, las provocadas por causas desconocidas y una forma de histeria femenina denominada daño que se confunde con la epilepsia.

Escribe García Marquez:

Una vez estaba bordando en el corredor cuando llegó una muchacha con un huevo de gallina muy peculiar, un huevo de gallina que tenía una protuberancia. No sé por qué esta casa era una especie de consultorio de todos los misterios del pueblo (...) Volviendo a la muchacha del huevo le dijo: «Mire usted, ¿por qué este huevo tiene una protuberancia?». Entonces ella le miró y dijo: «Ah, porque es un huevo de basilisco. Prendan una hoguera en el patio». Prendieron una hoguera y quemaron el huevo con gran naturalidad. Esa naturalidad creo que me dio a mí la clave de Cien años de soledad (Gabriel García Marquez y Vargas Llosa, La novela en America Latina: diálogo, Lima, Carlos Milla Batres, Ediciones UNI, 1968, pp. 15-16).

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