sábado, 21 de noviembre de 2009

DIARIO DE A BORDO

Crecí en el mar y la pobreza me fue fastuosa; luego perdí el mar y entonces todos los lujos me parecieron grises, la miseria intolerable. Aguardo desde entonces. Espero los navíos que regresan, la casa de las aguas, el día límpido. Aguardo pacientemente pues soy civilizado con todas mis fuerzas. La gente me ve pasar por las hermosas calles; admiro los paisajes, aplaudo como todo el mundo, estrecho la mano de los conocidos, mas no soy yo quien habla. Se me alaba; yo, mientras tanto, sueño un poco; se me ofende, y apenas me asombro, Luego me olvido y sonrío a quien me ha ultrajado o saludo con demasiada cortesía a quien amo, ¿Qué hacer si no tengo memoria para una sola imagen? Por último se me exige que diga quién soy, "Nada todavía, nada todavía.”

Diario de a bordo. EL verano.

Albert Camus

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