domingo, 27 de diciembre de 2009

http://www.youtube.com/watch?gl=ES&hl=es&v=SKm22WyGHGs&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=2CAlRfIemv4

Balada de otoño (Joan Manuel Serrat)


Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.

Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.

Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.

Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.

Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.

Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados...

domingo, 6 de diciembre de 2009

El mirador del bendito Ricardo Sanz


La primavera temprana de Nerja se deja sentir en el aroma a azahar de los naranjos de la plaza Cantarero. Miro hacia el pico de la Maroma y respiro profundamente, luego vuelvo mi mirada al suelo para seguir barriendo, pero el escobazo que he soltado, se para en seco, de la alcantarilla asoma una pequeña flor amarilla, "no seré yo quien acabe con ella", me digo, y me inclino para mirar a través de la reja el milagro. Una lágrima se me escapa y cae por el desagüe urbano. Cada brizna de hierba -dice el Talmud tiene un ángel que se inclina sobre ella y le susurra: crece, crece". Reparo en esa semilla que fue a parar a la alcantarilla, admiro su coraje para deshacerse de la coraza en la que podría haberse mantenido encapsulada cientos, quizás miles de años; siento sus raíces ahondándose en lo oscuro y lo umbrío; acompaño al blando tallo en su crecimiento hacia la luz de¡ sol y aprendo de esta planta su aceptación de todos los desafíos y peligros con tal de convertirse en aquello en lo que está destinada a ser; me maravilla su comunicación con la existencia, con la humedad del detritus humano, con esa grieta en el cemento que ha aprovechado para crecer.

La planta no califica su situación de buena o mala, no pierde el tiempo y su energía en lo que hubiera podido ser si hubiera nacido en un hermoso valle, en la ladera de una bella montaña o en un jardín zen; ella está en comunión con todo lo que la rodea, todo lo acepta y se da entera en esta pequeña flor amarilla. Por eso me arrodillo en el suelo para olerla y detrás del pestazo a cloaca percibo una fragancia que no se capta con la pituitaria, si no con el corazón, esa fragancia que dejan las hadas cuando se cruzan en mis días. Inspiro hondo ese aroma y sigo barriendo, bajo un radiante sol llueven flores en mi interior y celebro la primavera eterna que ha despertado en mi ser esta anónima flor. El crecimiento del ser es interior y sólo alcanza su plenitud en el amor.