viernes, 1 de marzo de 2013

PROXIMIDAD Jorge de la Vega


Estar cerca, aproximarse,
acercarse, estrecharse y abrazarse,
rozarse, bordearse y confundirse,
y ceñirse y apretarse,
apiñarse, agavillarse,
allegarse,
adjuntarse e incluirse,
hacinarse, apropincuarse y anudarse
y reanudarse, avecindarse y convivirse.

Unámonos, unifiquémonos,
añadámonos, sumémonos, adicionémonos,
reunámonos, liguémonos, recopilémonos,
aliémonos y enlacémonos,
conciliémonos y aglutinémonos,
adhirámonos, amalgamémonos y barajémonos,
enrosquémonos, embebámonos e intercalémonos
y entrelacémonos y entremezclémonos y
entretejámonos.

Compañera, acompañante,
consecuente, inseparable, connivente,
confusa, aproximada, convergente,
yuxtapuesta y adyacente,
fronteriza e inherente,
inclusa, incluída y subsiguiente:
fijate cuánto podría hacer la gente
si el diccionario fuera menos imponente.

viernes, 18 de enero de 2013

TODOS LOS LIBROS LLENOS DE PALABRAS

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TODOS LOS LIBROS LLENOS DE PALABRAS

Y todos los libros llenos de palabras
y todos los calendarios llenos de días
y todos los ojos llenos de lágrimas
y llena de nubes la cabeza de todos los mares
y llenos de coronas y puntapiés todos los relojes de arena
y de jirafas molidas todos los pechos condecorados
y todas las manos llenas de verano y caracoles marinos
y todos los dormitorios llenos de manojos de explicaciones
y de pantalones disecados las sillas de todos los prostíbulos
y todos los huecos llenos de público
y todas las camas llenas de electrocutados
y todos los animales llenos de espíritu y pánico
y de feroces gritos los árboles de todos los aserraderos
y todos los tribunales llenos de testimonios
y todos los sueños llenos de sacacorchos
y llenas de chicas todas las estrellas
y todos los libros llenos de palabras
y todos los calendarios llenos de días
y todos los ojos llenos de lágrimas
y todas las peceras y todos los pupitres y todas las cenas íntimas
y todos los razonamientos llenos de indudables edificios
y toda la primavera llena de moscas y crisantemos
y llenas todas las iglesias y todos los calcetines y todas las peluquerías
y todas las mujeres llenas de gloria
y llenos también de gloria todos los hombres
y todas las perreras llenas de ángeles
y todas las llaves llenas de puertas
y todos los bazares llenos de ratones
y llenos de barrenderos todos los cuadros
y llenas de estiércol todas las escobas de la patria
y todas las cabezas llenas de radiografías e intríngulis
y llenas de luz todas las subestaciones eléctricas
y llenos de amor todos los manicomios
y todos los cementerios llenos de salvavidas

miércoles, 5 de septiembre de 2012

DEFENSA DE VIOLETA PARRA

Dulce vecina de la verde selva
Huésped eterno del abril florido
Grande enemiga de la zarzamora
Violeta Parra.

Jardinera
............. locera
....................... costurera
Bailarina del agua transparente
Árbol lleno de pájaros cantores
Violeta Parra.

Has recorrido toda la comarca
Desenterrando cántaros de greda
Y liberando pájaros cautivos
Entre las ramas.

Preocupada siempre de los otros
Cuando no del sobrino ................................. de la tía
Cuándo vas a acordarte de ti misma
Viola piadosa.


Tu dolor es un círculo infinito
Que no comienza ni termina nunca
Pero tú te sobrepones a todo
Viola admirable.

Cuando se trata de bailar la cueca
De tu guitarra no se libra nadie
Hasta los muertos salen a bailar
Cueca valseada.

Cueca de la Batalla de Maipú
Cueca del Hundimiento del Angamos
Cueca del Terremoto de Chillán
Todas las cosas.

Ni bandurria
................. ni tenca
............................... ni zorzal
Ni codorniza libre ni cautiva
solamente tú
................... tres veces tú
....................................... Ave del paraíso terrenal.
Charagüilla gaviota de agua dulce
Todos los adjetivos se hacen pocos
Todos los sustantivos se hacen pocos
Para nombrarte.

Poesía
.......... pintura
...................... agricultura
Todo lo haces a las mil maravillas
Sin el menor esfuerzo
Como quien se bebe una copa de vino.

Pero los secretarios no te quieren
Y te cierran la puerta de tu casa
Y te declaran la guerra a muerte
Viola doliente.

Porque tú no te vistes de payaso
Porque tú no te compras ni te vendes
Porque hablas la lengua de la tierra
Viola chilensis.

¡Porque tú los aclaras en el acto!

Cómo van a quererte
............................... me pregunto
Cuando son unos tristes funcionarios
Grises como las piedras del desierto
¿No te parece?

En cambio tú
..................... Violeta de los Andes
Flor de la cordillera de la costa
Eres un manantial inagotable
De vida humana.

Tu corazón se abre cuando quiere
Tu voluntad se cierra cuando quiere
Y tu salud navega cuando quiere
Aguas arriba!

Basta que tú los llames por sus nombres
Para que los colores y las formas
Se levanten y anden como Lázaro
En cuerpo y alma.

¡Nadie puede quejarse cuando tú
Cantas a media voz o cuando gritas
Como si te estuvieran degollando
Viola volcánica!

Lo que tiene que hacer el auditor
Es guardar un silencio religioso
Porque tu canto sabe adónde va
Perfectamente.

Rayos son los que salen de tu voz
Hacia los cuatro puntos cardinales
Vendimiadora ardiente de ojos negros
Violeta Parra.

Se te acusa de esto y de lo otro
Yo te conozco y digo quién eres
¡Oh corderillo disfrazado de lobo!
Violeta Parra.

Yo te conozco bien
............................ hermana vieja
Norte y sur del país atormentado
Valparaíso hundido para arriba
¡Isla de Pascua!

Sacristana cuyaca de Andacollo
Tejedora a palillo y a bolillo
Arregladora vieja de angelitos
Violeta Parra.
Los veteranos del Setentaynueve
Lloran cuando te oyen sollozar
En el abismo de la noche oscura
¡Lámpara a sangre!

Cocinera
............. niñera
....................... lavandera
Niña de mano
.................... todos los oficios
Todos los arreboles del crepúsculo
Viola funebris.

Yo no sé qué decir en esta hora
La cabeza me da vueltas y vueltas
Como si hubiera bebido cicuta
Hermana mía.

Dónde voy a encontrar otra Violeta
Aunque recorra campos y ciudades
O me quede sentado en el jardín
Como un inválido.

Para verte mejor cierro los ojos
Y retrocedo a los días felices
¿Sabes lo que estoy viendo?
Tu delantal estampado de maqui.

Tu delantal estampado de maqui
¡Río Cautín!
................. ¡Lautaro!
.............................. ¡Villa Alegre!
¡Año mil novecientos veintisiete
Violeta Parra!
Pero yo no confío en las palabras
¿Por qué no te levantas de la tumba
A cantar
............ a bailar
....................... a navegar
En tu guitarra?

Cántame una canción inolvidable
Una canción que no termine nunca
Una canción no más
.............................. una canción
Es lo que pido.

Qué te cuesta mujer árbol florido
Álzate en cuerpo y alma del sepulcro
Y haz estallar las piedras con tu voz
Violeta Parra

Esto es lo que quería decirte
Continúa tejiendo tus alambres
Tus ponchos araucanos
Tus cantaritos de Quinchamalí
Continúa puliendo noche y día
Tus toromiros de madera sagrada
Sin aflicción
................... sin lágrimas inútiles
O si quieres con lágrimas ardientes
Y recuerda que eres
Un corderillo disfrazado de lobo.
de Obra gruesa (Santiago, Universitaria, 1969)


sábado, 24 de marzo de 2012

Sólo de lo negado

Sólo de lo negado canta el hombre,
sólo de lo perdido,
sólo de la añoranza,
siempre de lo mismo.

Cuando cerró para siempre el huerto
la cancela de espinos,
entonces inventó la queja de la lira,
la flauta del suspiro.

Y desde entonces sólo canta
en su torre el cautivo,
a su rueca la esclava,
el desterrado en el navío.

De la jaula aletea y sangra
el pájaro desconocido;
salir quiere y no puede,
su jaula es él mismo.

Y por eso el minero canta,
por un sol de oro limpio.
Canta el pobre, la pena canta,
no canta el rico.

Entre las piernas de la amiga,
vida busca el amigo,
y se encuentra con un tesoro,
de verdes ojos fríos.

Y así es como canta el hombre,
por su niño antiguo,
y la boca, sin pan y sin besos
y el cielo vacío.

Siempre de la añoranza,
de lo negado, de lo perdido.
Siempre de lo de otro,
nunca de lo mío.

Agustín García Calvo

domingo, 9 de octubre de 2011

MAÑANA, LA INTEMPERIE

XV PREMIO DE POESÍA “MANUEL ALCÁNTARA”
Poema Ganador
Título: MAÑANA, LA INTEMPERIE
Lema: Anquises
“hagan los que ahora mandan lo que quieran,
más que matarnos no podrá la muerte”
(E. Cabañero)
“vendrá la muerte y tendrá tus ojos”
(C. Pavese)
Por si no amaneciera
Mañana, que la casa
no parezca vacía;
que todo continúe como al borde
de no suceder; no olvides
llenar las copas, como si el vino fuese
una última forma de esperanza.
Y ahí, sobre el mantel, recién partido,
deja también el pan
para que haya un olor a espigas altas
o para que parezca
que hay cosas que aún podrían compartirse sin prisa.
Deja algún libro abierto en cualquier sitio,
Como si fueras a volver muy pronto;
que parezca que todo se ha quedado esperándote.
Que no note la muerte cuando llegue
que en esta casa ya
no vive nadie. Deja
abierta una ventana para que salgan todas
las sombras que vivieron
contigo y para que entre

el ruido de la calle,
el ruido ajeno de la vida;
y trata
de dejar descorridos los visillos
para que así mañana (si amanece),
cuando entre la luz, te reconozca.
Que en tu muerte no haya
Esa misma intemperie que hubo siembre en tu vida.
Guarda en algún espejo
tu mirada y un poco de esa lumbre
que ya no habrá en tus ojos
mañana; y guarda dentro de un cuaderno
el ascua viva de tu tacto. Deja
encendida una vela, o al menos una lámpara,
por si acaso la noche
durara demasiado.
Deja regado un tiesto junto a ti
Porque tal vez conviene
que, cuando ella se acerque, haya en la casa
algo que esté creciendo todavía.
Que al abrir los armarios,
siga todo en su sitio,
que siga intacto el tiempo y el perfume;
que tus ropas no sepan que las has condenado
a ser un hueco donde ya tu cuerpo
tendrá las dimensiones exactas de la ausencia.
Que no sepan tus cosas
que no las necesitas (aunque tardes
demasiado en volver), que no comprendan

que has estrenado la palabra nunca.
Déjalo todo como si esta noche
no fuera a ser la última. No olvides
dejar un libro abierto en cualquier página.
Y deja en los cajones, bien guardado,
lo que no has de llevarte: el limpio aroma
del membrillo, algún verso, aquellos oros
maternales del trigo, y tantos nombres
sin tachar en tu agenda, tantas voces
que aún mañana seguirán llamándote.
Y en un estuche guarda
tu voz, guarda tu aliento
con la última palabra que pronuncies.http://www.blogger.com/img/blank.gif
Y deja tu ventana bien abierta
para que así mañana la luz te reconozca,
aunque ya sólo seas
un cuerpo roto, un cuerpo sin memoria y con frío;
para que así mañana (si amanece)
siga entrando por ella –aunque tú no lo oigastodo
ese ruido extraño
y ajeno de la vida.

https://www.unicaja.es/resources/1181287586319.pdf
Autor: PEDRO ANTONIO CONZÁLEZ MORENO

jueves, 25 de agosto de 2011

Mariposa se dice 'borboleta'

VIAJE DE AUTOR
Mariposa se dice 'borboleta'

Lisboa atrapa, entre otras muchas cosas, por la coherencia estética y la delicadeza del idioma

BERTA VÍAS MAHOU - 20/08/2011


http://elviajero.elpais.com/articulo/viajes/Mariposa/dice/borboleta/elpviavia/20110820elpviavje_5/Tes
"Cualquier calle decrépita en cualquier lugar del mundo siempre me parece una calle de Lisboa, la ciudad que tú serías si alguna vez fueras ciudad". La viajera guarda la carta y desde el mirador de Dom Pedro contempla la ciudad a sus pies. Le han dicho que ahí vive el demonio. Por eso ha venido. Porque Lisboa debe de ser un buen lugar para vivir. Imposible conocer bien esa ciudad infinita. Las miles de casas, casitas y casuchas saludan con sus colores y hablan en voz baja, mientras el sol parpadea en los azulejos. Las aceras parecen de escamas de nácar y brillan cuando llueve. Al ir a cruzar una calle, la viajera, nostálgica ensimismada, se da un golpe con el cajetín de un semáforo. Oye una risa a sus espaldas y se vuelve. "¡Isso por seres alta!", murmura un hombre, un diablillo, aunque ella no mide más que un metro sesenta y ocho. Para recuperarse, busca un sitio en el que tomar un licor de ginja a la sombra de unos ficus. Un mercadillo bordea la plaza del Príncipe Real. Hay ropa, antigüedades. Y frutas, verduras y flores, compitiendo entre sí. Y panes negros, de aceituna. Fortalecida, sigue adelante. Y al cabo ve un jardín con árboles del amor o algarrobos locos, flores en forma de trompeta y palmeras gordas y delgaduchas, melena al viento. Y al fondo, la silueta blanca y espigada de la basílica da Estrela.





Palomas que zurean

Los bordes de los caminos del jardín son como las aceras de la ciudad, en miniatura. Hay ancianos, patos, cisnes. Y palomas que zurean sin parar. Parece que lo hicieran en portugués, un idioma en el que todo suena a juego. Las mariposas son borboletas. Las galletas, bolachas. Portugal es un país hospitalario. Es fácil entenderse con su gente. Entre mimosas, un pequeño edificio llama la atención. Una guardería. Santa Casa, lee la viajera. Y es como si hubiera puesto el pie en Angola. Y piensa en los muchos niños que han perdido piernas y brazos. Aquí unos cuantos, rodeados de plantas, de árboles y pájaros, se zurran, lloriquean, corren. Los niños siempre parecen inteligentísimos, tal vez porque tienen la cabeza gorda, como la mayoría de los muñecos, hechos a su imagen y semejanza. Una niña se acerca hasta la alambrada y saca una mano para ofrecer un regalito. Una aguja de pino seca. "¿Es para mí?". La niña asiente y la viajera lo coge, pero percibe un rictus en su carita y devuelve la aguja. La niña le ofrece otra. "¿Es para mí?". Esta vez la criatura dice que no. Los niños en una pajarera parecen seres de otro mundo.

El cielo se ha puesto del color del plomo y la viajera decide refugiarse en el Museo de Arte Antiguo, que guarda el tríptico de las tentaciones de san Antonio. La inconsciencia humana por El Bosco. Aquí hasta los diablos sonríen, piensa. Todo le sorprende, y eso la hace feliz. Pero el museo es enorme, y vuelve a la calle. Quiere un demonio de verdad. Sin cara de simio, pies de cerdo o vientre de rana.

Mejor no consultar las guías. Dejarse llevar por el instinto. Como un perro sin amo. Cuando tiene hambre, la viajera olisquea a su alrededor. Y en cuanto huele a frango al churrasco, trota hacia la ventanilla por la que véndese ese pollo espatarrado en una parrilla al que siempre acompaña un poco de lechuga y cebolla. Aquí los camareros no necesitan hablar, lo dicen todo con los ojos. Al salir, contenta por haber comido tan bien y por poco dinero, la viajera choca con un chino. "I'm single" (soy soltero), murmura él con una sonrisa en cuarto creciente. Y el cielo se abre. Pero ella busca al demonio, no un virtuoso de la oferta matrimonial. Sigue adelante y piensa que lo mismo podría ser un viajero. Tal vez por la sensación de libertad que da caminar sin rumbo fijo. O porque todo le da igual. Que sea invierno o verano, de noche o de día. Que salga el sol o que llueva. Y porque hasta lo más feo le resulta hermoso. Sube por la Calçada das Necessidades y ve una plaza cubierta de flores, entre el revuelo de las vendedoras. Y un reloj de arena con alas de murciélago sobre un muro. El cementerio dos Prazeres.
El Tajo, como un espejo

Entra y se da un largo paseo entre las tumbas y los cipreses, viendo el Tajo y los barcos que surcan el agua, que desde ahí parece un espejo impoluto. También aquí las aceras son como las de la ciudad. Lisboa tiene aún la coherencia estética de las ciudades antiguas. Pocas en Europa pueden decir lo mismo.

En una calle lateral hay una funeraria. Y un enjambre de mujeres eligiendo rosarios. La viajera señala el ataúd que le ha atraído desde el escaparate. De color marrón, tiene llave, guirnaldas grabadas y un Cristo de juguete. Pide que se lo envuelvan y empieza a bajar las cuestas con su botín al hombro. Son ataúdes pequeños, para guardar las cenizas en los nichos. El papel va tomando la forma de lo que esconde y ella cae en la cuenta de que quizá no la dejen entrar en el York House, ese hotel que parece un gato durmiendo acurrucado en la Rua das Janelas Verdes, nombre que invita a una siesta formidable, como la que aquí parece echar hasta la vegetación, que desborda por encima del muro de color rojo. Tal vez tampoco la dejen quedarse en ningún otro hotel ni hostal del mundo. Tendrá que dormir en una Casa da Misericórdia. O delante de una tienda. Armani, Vuitton, Loewe. En la avenida da Liberdade hay donde elegir. Basta un pequeño rincón. Con un tejadillo para no amanecer empapado. Y sueña que no podrá volver. Que se quedará ahí para siempre, leyendo y releyendo el mismo libro, enamorada del demonio. Con una sonrisa oriental. La de un paseante suizo, maestro de bandidos y bandoleros inocentes. Lisboa, la ciudad que yo sería si alguna vez fuera ciudad, recuerda. Es lo más hermoso que me han dicho nunca.

» Berta Vías Mahou es autora de la novela Venían a buscarlo a él (Acantilado, 2010).